Jugarse la vida.
-¡Dios mio, señor agente, se me echó encima del coche! ¡Qué locura! ¡¡¡Dios, Diooos!!! Le he matado, le he matado.
-A ver ¡Orden, tranquilidad! ¿Alguien vió lo ocurrido? Joder, con este viento no se puede ni escribir.
-Yo vi que el tipo se tiró a la calzada tras un papel que parecía habérsele volado, ni que le fuera la vida en él...
-Mamá, mamá.
-Vamos Sarita no te quedes mirando...
-No, mamá, mira este papel del suelo, pone Permiso de Residencia de...
-Vamos hija, vamos, tira eso. Lo del suelo no se coge.
Ana
Memoria
Quisimos vivir y logramos entretenernos
buscábamos amor y aprendimos a conquistar
suspiramos por la libertad y nos enorgullece nuestra autonomía
confiábamos en los sueños y nos gobierna la ambición.
Creíamos en Dios, y se volvió un déspota.
Quisimos ser "sociales" e inventamos las reglas
perseguimos el conocimiento y manipulamos la información.
Algunos dijeron ¡Basta!
Nosotros se lo repetimos
Alguien nos lo volverá a decir
Creíamos en el progreso, y se volvió un déspota.
Hoy nos queda
lógicamente
la crisis
aún
Quisimos vivir y logramos entretenernos
buscábamos amor y aprendimos a conquistar
suspiramos por la libertad y nos enorgullece nuestra autonomía
confiábamos en los sueños y nos gobierna la ambición.
Creíamos en Dios, y se volvió un déspota.
Quisimos ser "sociales" e inventamos las reglas
perseguimos el conocimiento y manipulamos la información.
Algunos dijeron ¡Basta!
Nosotros se lo repetimos
Alguien nos lo volverá a decir
Creíamos en el progreso, y se volvió un déspota.
Hoy nos queda
lógicamente
la crisis
aún
Zosimo
Éxito
Subió al estrado dispuesto a dar la conferencia. Miró entre el público. Muchas autoridades y colegas hechos recientemente: un éxito profesional rotundo. No estaban los primeros colegas, que lo acogieron en el departamento: lo dieron de lado, decían que había cambiado, que se inmiscuía en lo que hacían o no hacían otros, criticaba que tuvieran pocos resultados, anteponía el trabajo al compañerismo, aplaudía todas las decisiones de los jefes que encontraban terreno abonado para endurecer las condiciones de trabajo; se había convertido en policía de sus propios compañeros. No estaban sus viejos amigos porque decían que se había convertido en alguien mezquino. No estaban sus hijos, porque no los había tenido. No estaba su mujer, porque lo había abandonado.
Pero había conseguido su objetivo. El artefacto estaba terminado. ¿No es el éxito de la voluntad el mayor éxito que puede alcanzar un hombre?
Subió al estrado dispuesto a dar la conferencia. Miró entre el público. Muchas autoridades y colegas hechos recientemente: un éxito profesional rotundo. No estaban los primeros colegas, que lo acogieron en el departamento: lo dieron de lado, decían que había cambiado, que se inmiscuía en lo que hacían o no hacían otros, criticaba que tuvieran pocos resultados, anteponía el trabajo al compañerismo, aplaudía todas las decisiones de los jefes que encontraban terreno abonado para endurecer las condiciones de trabajo; se había convertido en policía de sus propios compañeros. No estaban sus viejos amigos porque decían que se había convertido en alguien mezquino. No estaban sus hijos, porque no los había tenido. No estaba su mujer, porque lo había abandonado.
Pero había conseguido su objetivo. El artefacto estaba terminado. ¿No es el éxito de la voluntad el mayor éxito que puede alcanzar un hombre?
Ed
El Artefacto
Llevaban horas vagando por aquella cueva primigenia cuya entrada había dejado al descubierto un corrimiento de tierra. Aún así, no temían perderse. En la pequeña pantalla se reflejaba que aquello que emitía la señal que los había llevado hasta allí, cada vez estaba más cerca.
Finalmente llegaron al lugar. En una estancia de la cueva yacía un artefacto que emitía una luz intermitentemente, que coincidía con las recepciones de la señal. Uno se adelantó y lo tocó. Una luz brillante los cegó durante un instante.
-¿Qué ha pasado?- le preguntaron.
-He visto... Poder, poder más allá de la comprensión humana
-Hay que llevárselo.
-No me habéis oído, he dicho más allá de la comprensión humana.
El Artefacto
Llevaban horas vagando por aquella cueva primigenia cuya entrada había dejado al descubierto un corrimiento de tierra. Aún así, no temían perderse. En la pequeña pantalla se reflejaba que aquello que emitía la señal que los había llevado hasta allí, cada vez estaba más cerca.
Finalmente llegaron al lugar. En una estancia de la cueva yacía un artefacto que emitía una luz intermitentemente, que coincidía con las recepciones de la señal. Uno se adelantó y lo tocó. Una luz brillante los cegó durante un instante.
-¿Qué ha pasado?- le preguntaron.
-He visto... Poder, poder más allá de la comprensión humana
-Hay que llevárselo.
-No me habéis oído, he dicho más allá de la comprensión humana.
Ed
- Apuesto cinco dolares por el negro.
- ¿Estás loco? No lo conseguirá, siempre le pasa lo mismo, el mes pasado se hizo un lío con las encrucijadas y hace 3 meses se confundió en la última salida.
- ¿En algún momento tendrá que conseguirlo no?
- Mas le vale, no creo que tenga otra oportunidad en el laberinto.
Los dos guardias de seguridad miraban interesados desde las cámaras como un afanoso hombre trataba de llegar a la frontera desde los túneles de uno de los centros de internamiento exteriores. Justo cuando se acercaba a la salida, un hombre armado le comenzó gritar desde la espalda. No se paró, y el vídeo captó el momento en que el miserable consiguió la liberación, aunque quizá no la que buscaba.
- Me debes cinco pavos, te dije que no lo conseguiría.
No hay comentarios:
Publicar un comentario