Gracias
a mis entradas en el blog, he recordado que tenía una gran sección (no es
porque fuera mía, sino porque estaba bien como idea) y me gustaría recuperarla
con un dolor de muelas que se me ha ocurrido hoy paseando por las playas de
Sydney.
Cuando
preparaba mi viaje a Australia miraba la temperatura en la ciudad y todo eso
para saber qué echar en la maleta y curiosamente esos días fueron los más
calurosos de los últimos nosecuántos años, alcanzando el récord de 46 grados de
máxima.
Luego
llegué y se inundó la costa este como no ocurría desde nisesabe, y venga
noticias sobre las lluvias y los salvamentos que contrastaban con las que hacía
apenas 7 días mostraban devoradores fuegos que arrasaban los campos
australianos.
Y esta
anécdota, vinculada a la caprichosa climatología pero extrapolable a cualquier
ámbito de la sociedad me ha empujado a la reflexión: estoy harto de que todo
sea tan único.
Entendedme,
no me molesta que la noticia salga y se le dé cobertura, tampoco voy a ponerme
en contra de los medios. Lo que verdaderamente me levanta un agudo dolor de
muelas es cómo se presenta la noticia. Los nuevos métodos periodísticos de
comunicación en tiempo real no dejan respirar a la noticia y la necesidad de dirigir la atención hace que el lenguaje adorne las conexiones con
expresiones del tipo: “estamos viviendo una situación histórica, o única, o
fuera de lo común o que no se repetirá en 100 años”
Y esto,
dicho una vez, choca y llama la atención, como se pretende, pero reiterado hasta
la saciedad causa precisamente eso, hartazgo. Entonces, corremos el riesgo de
pasar por encima de las noticias diciendo aquello de “bah, no es para tanto,
siempre están igual” y perdernos verdaderos momentos históricos precisamente
porque esa obsesión posmoderna por la inmediatez y excepcionalidad del presente
nos obliga a olvidar lo que ya no es tan presente.
Por
ejemplo, que no hace siquiera dos años que nació un movimiento verdaderamenteextraordinario, que esperemos que no sea único ni caiga en el olvido. Y menos aún que sea porque el
lenguaje con el que lo presentaron fue el mismo que el de cualquier otra
noticia.
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