Fracaso

A su lado aún quedaban globos hinchados y el confeti se le adhería a la ropa. La sala estaba vacía, un solitario cartel en el centro de la habitación recordaba la competición que allí dentro se había producido poco tiempo atrás.

Sujetó y dio un trago a la lata de cerveza que le servía de compañera. Todos se habían ido borrachos, unos de éxito, otros de alcohol y risas y algunos, como él, de esperanzas rotas.
Se aferraba a la lata, porque sabía que cuando terminase el último trago, ya no tendría nada que hacer allí.

Después de volver a esforzarse, de tratar de darlo todo, de recuperar la ilusión… la realidad le había devuelto a su sitio y la sensación de soledad de aquella sala sólo ayudaba a acrecentar la desolación.

La gente no se queda a consolar a los vencidos, sale a celebrar las victorias, pero no les echaba la culpa, una vida sin risas, sin algo que celebrar o festejar no tendría sentido y es que el malestar, al igual que las enfermedades, es algo fácilmente contagiable.
Nada mas terminar la competición y ver sus resultados no fue capaz de asimilarlo, era como un sueño, algo que aún podía cambiar, sobre lo que él aún tenía capacidad de control. Pero según iba pasando el tiempo, según se fue quedando sólo, supo que había vuelto a fracasar, que había vuelto al mismo hoyo de siempre y eso le entristeció. Tras mucho tiempo allí, pronto la rabia se transformó en una rara melancolía teñida de indiferencia, el sentimiento del que piensa que ya esta todo perdido y no merece la pena volver a intentarlo, así que ¿Por qué no quedarse en la sala? ¿Para que tratar de hacer lo que la sociedad espera que hagas? Ya se había levantado otras veces, ya lo había superado y había vivido. Seguramente fuera de aquella sala el mundo le tendría preparadas muchas cosas, pero no la que el más hubiera necesitado, esa nunca la tendría.

Arrugó la lata y la tiró sin fuerzas, apoyó sus manos en las rodillas y se levantó sin prisa. Caminó arrastrando los pies, sujetando su chaqueta por encima del hombro mientras se encendía un cigarro. Dio una calada antes de abrir la puerta, los últimos rayos del sol le saludaron, pero el no parecía verlos.