lunes, octubre 19, 2009

La economía del decrecimiento

En momentos de crisis, dicen los sabios, la gente busca respuestas rápidas y "fáciles" y confía en los "mesías" que profetizan una nueva era en la que blablablá.
Lo habitual es que nada cambie y que todos los oportunistas "Nostradamus" se vean abocados al fracaso y a la marginación.
Sin embargo, de todos estos exagerados discursos se puede extraer siempre un provecho. Lo importante quizá es no caer en la utopía ni tampoco cebarse en el descreimiento.
Aquí es donde entra la "economía del decrecimiento" de que habla principalmente el profesor francés Serge Latouche.
Se relaciona sobre todo con la crisis ecológica y es profético y simplificador porque utiliza argumentos catastrofistas de manera efectiva para ganarse muchos adeptos. Entre los que me cuento, claro.
Aquí os copio un breve texto:

El decrecimiento puede ser entendido como una estrategia totalmente racional de toma de conciencia de los límites de los recursos disponibles y de adquisición del concepto de límite. Tenemos que pensar en minimizar los flujos de energía y de materia empleados en los ciclos productivos. Tenemos que “desmaterializar” los ciclos económicos. Tenemos que actuar una reconversión ecológica de la economía como dice la administración Obama: economía verde, economía blanda, tecnologías limpias, new deal verde, etc.
Pero hay dos problemas relacionados: uno grande como una casa: la equidad (que no puede buscarse hacia arriba: ¡el mundo explotaría!), la otra, más insidiosa, es la trampa tecnológica, de efecto rebote o multiplicados que anula los beneficios ambientales cuando aumenta la masa de la mercancía producida.
En otros términos, el estilo de vida del 1% de la población mundial (los cosmócratas que poseen el 50% de la riqueza), ni tan siquiera del 20% más rico, que mantiene su posición a través de la explotación del 80% de los recursos pueden ser tomados como modelo por nadie. Es más, este 20% es la causa de la crisis (recordemos a Bush cuando afirmó que el estilo de vida de los americanos no era negociable). Así como el sistema de producción de las 500 multinacionales que controlan el 52% del producto interior bruto mundial y el 90% de los intercambios internacionales no puede ser tomado como modelo de la economía mundial. Es más, la desglobalización es la condición necesaria para salir de la crisis.

Ahora me pregunto, ¿hace falta que nos lo diga el planeta? ¿Es que nadie se había dado cuenta de las desigualdades sociales antes?
Los profetas son, por definición, agitadores de conciencias y, si bien la revolución ecológica sea un modo simplificado de afrontar la compleja realidad social, al menos tiende a proporcionar un mundo más justo
.
Explotación, maximización, beneficios, crecimiento, progreso, futuro... son hijas de un mismo dios; el capitalismo.
Equidad, redistribución, desarrollo, cooperación, progreso, futuro... son hijas de otro dios; ¿cuál? ¿El capitalismo social? Podría ser. Y quizá tendría la oportunidad de descorchar la botella del cambio para llevarnos a un sistema cada vez más lejano de la ley de la selva de Wall Street en la que los listos gannn siempre y los pobres sufren sus victorias.

3 comentarios:

Victor dijo...

esto llevo escuchandolo desde hace bastantes años, la cuestión es saber cuando explotará el asunto (esto es como la burbuja inmobiliaria, algunos baticinaban que llegarían, pero la avaricia impedía hacer previsiones)

ana ca_sa dijo...

El 'asunto', como le dices, no tiene visos de explotar tan rápidamente como la burbuja inmobiliaria. Yo soy en eso pesimista, no creo que llegue a verlo. Pero bueno, el camino se hace paso a paso y cualquier paso hacia adelante supone tambien un triunfo.

Zo dijo...

Yo observo todas estas iniciativas con una insana mezcla de interés, curiosidad y escepticismo...
Creo que el sistema en el que nos movemos nos impide ilusionarnos demasiado (pero no nos impide ser avariciosos, claro)