martes, septiembre 22, 2009

Relatos Hiperbreves: Perro

Bueno, el relato que mejor puntuación obtuvo la semana pasada fue "Tras el Mundo corriente" de Víctor M.R. Cañamero con un 4,8. Le siguió Sangre = Vida con un 4,3 de Ana Cañemero.

Una vez anunciado esto, pasamos de nuevo al concurso semanal:

¿Te atreves a contarnos una historia en un máximo de 150 palabras?

Las reglas son sencillas

El ganador de cada semana debera de elegir una palabra y una imagen (la imagen es optativa) sobre los que se fundamentaran los relatos de la siguiente semana.

Los textos no deberan superar las 150 palabras

Deben de ser enviados, junto al título, a la dirección de correo victorcana (@) hotmail.com antes del próximo martes.

LA PALABRA PARA ESTA SEMANA SERA:

LLAVE

Los ganadores de cada semana, además de eleguir la siguiente palabra, podrán optar a la encuesta para ser el mejor relato mensual.





Los relatos de esta semana (la palabra clave era Perro) son:

El Perro y la luna

Recorriendo la ciudad, un perro observó que llegada la noche sus compañeros callejeros aupaban la cabeza y aullaban. El chucho, curioso, miró al cielo y descubrió el origen de tal comportamiento: La Luna, eran tan hermosa que era imposible no caer enamorado.

Al principio, como el resto de perros, la llamó aullando, pero esta no respondía. Dispuesto a no rendirse decidió ir él hacia ella y subió al edificio más grande de la ciudad. Por desgracia comprobó que seguía estando lejos y se lamentó.

Un pájaro, conmovido por sus llantos, le explicó que existían, más allá de la ciudad, una montaña que rozaban el cielo, cuya cima ni el pájaro mas grande podía alcanzar.

Esperanzado, el perro se dirigió hacia ella, durante días camino y escaló la montaña sin descanso, estaba escuálido y sus extremidades congeladas, pero al fin llegó a la cima, y comprobó, una vez más, que la Luna seguía distante.

Aulló desesperado, llamándola, hasta que al final, con la primera luz del alba y su último aliento, decidió tumbarse y soñar, soñar con la Luna que no alcanzó.

Happy.

Esa Navidad apareció con un regalo aparentemente humilde, poca cosa. Una caja de cartón sin envolturas. Los niños estaban acostumbrados a los bonitos regalos de los viajes de papá. La madre no era partidaria, ¿Quería suplir la falta de atención y de presencia, comprar el cariño de los niños?

Los chiquillos saltaban intentando alcanzar la caja. Cuando el padre la depositó sobre la mesa todos se abalanzaron a abrirla.

¡Un cachorro! Ella nunca había visto tanta felicidad en esos rostros y corrió a encerrarse en el servicio para no empañar el momento con sus lágrimas de reproche y furia. Ya no tenía remedio. Ahora, además de criar a cuatro hijos prácticamente sola, tendría que hacerse cargo de un perro.

-¿Cómo se llama, papá?

-Preguntádselo a mamá

-¿Qué nombre le ponemos, mamá? Gritaban aporreando la puerta del wáter.

-Happy, contestó tragándose su angustia, al oirlos tan felices.

-¡Que bonito! Japi, Japi…