martes, abril 21, 2009

Relatos Hiperbreves: Tinta

Como siempre, primero explico las reglas para la semana que viene:

Los relatos hiprebreves no han de superar las 150 palabras (pudiendo ser desde 1 a 150).

En esta ocasión tendrán que contener la Palabra Salvavidas (Vamos a ver que imaginación le echa la gente).

Los relatos tendrán que ser enviados, junto con su título a la dirección victorcana (arroba) hotmail.com. En el asunto debéis poner "Relato".

Os recuerdo que durante la semana que duren las votaciones los autores permanecerán en el anonimato.

También os recuerdo que debéis votar a todos los relatos, si uno no os gusta, pues le ponéis un uno, pero no lo dejéis sin votar.Encontraréis las votaciones en el lateral.

Relatos Tinta:

Lo importante

**************
Subo las escaleras renegando llegar a casa y golpearme con su olor a tabaco negro. Las pocas veces que nos visita impregna todo de ese perfume amargo. “Además es un pesado”. Frente a la puerta pienso en darme media vuelta y meterme un rato en el coche. “No debes”. Respiro hondo y abro.

“¡Hola!”- nadie responde.

La tinta serpentea en un papel arrugado en la encimera de la cocina. Letra grande e irregular.

“Buelvo aora. Hestoy un mom
ento en el bar dealado”.

¡Como puede escribir tan mal!

En la misma mesa, una cacerola con mi plato favorito. Justo detrás, unas gafas gruesas y amarillentas y un bolígrafo lleno de grasa.

Me lo imagino mordiéndose la lengua de medio lado mientras duda cada letra que escribe de esas 9 palabras. Me sonrío. Que injusto soy, pobre hombre. Voy a buscarle al bar para comer juntos.



Dame Cremita

-Primero hay que darle con jabón. He comprado de glicerina, aunque debería ser neutro.
-La glicerina hidrata.
-Entonces irá bien, curarlo así es para que se hidrate y cicatrice sin hacer costra.
Suavemente pasó su mano enjabonada por la piel de él. Era muchísimo mejor que ella se lo curara a curárserlo él mismo.
-¿Ves eso negro en tu mano?, es tinta que va soltando al curarse.
-Creo que ya está, ¿y ahora?
-Ahora me das cremita; coge el bote de Bepanthol y dame un poco por encima.
Con cuidado, casi con ternura fue extendiendo la crema.
-¿Así?.
Miró el dibujo perfectamente recubierto de crema.
-Perfecto.
Sonrió y ella sonrió, y su sonrisa era amplia y luminosa. Y aquel momento le hizo olvidar tantos años traspiés y caídas, de noches oscuras y despertares tristes. Y en el espejo, un tipo sereno y despreocupado, mucho más joven, sonreía.

En rojo

Qué situación más gris para un momento tan importante. Cuánto obstáculo y sufrimiento para conseguirlo al fín. El hombre enjuto y malhumorado del otro lado del mostrador le dio la noticia tan esperada: ‘Ya tiene su permiso de residencia, firme aquí’ le dijo sin apenas mirarle a la cara mientras se retiraba a hacer otra gestión.

Emocionado, cogió, temblando, el bolígrafo del mostrador. ¡Dios, no! Aquello no escribía. Ahmed sólo necesitaba la tinta suficiente para dibujar una A y una raya.

Cuando el hombre de negro se acercó a por el papel murmuró entre dientes ‘en rojo, que chapuza de firma’ y luego en voz alta, y monótonamente, ‘el siguiente’ .

Ahmed respiró aliviado al salir a la calle. Apretaba con el dedo la pequeña herida sin importancia y una lágrima de alegría escapaba de sus ojos para saludar al sol.


Sueños en un papel

Se levantó alarmado, una vez más la inspiración le había llegado en forma de sueño. Corrió hacia el boli que tenía justo encima de la mesilla de noche y trató de escribir en el papel, pero para su sorpresa, el bic se negaba a pintar.

Saltó de la cama presto a encontrar otra estilográfica que no se mostrara perezosa a aquellas horas nocturnas, buscó en su mochila, en el vaso de los bolis, pero no encontraba ninguno dispuesto a trabajar a aquellas horas.

De repente se acordó de un hermoso boligrafo repleto de tinta que vio la noche anterior en la cocina, corrió hacia él y puso su punta sobre el papel, pero desgraciadamente, para entonces sus sueños ya habían volado, quizá prestos a otro soñador con unos boligrafos menos perezosos.

Autores:

Ana Maria Cañamero Sanches, ed, Victor M.R. Cañamero, Elena Ruiz Cañamero

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola! Voy a romper las normas y a confesar cual es mi relato antes de tiempo, porque a Victor, con las prisas del viaje, se le ha olvidado publicar la mitad del relato, y así no tiene mucho sentido :(. Como lo más interesante para mi es hacerlo, pues aquí os lo pongo bien:

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Subo las escaleras renegando llegar a casa y golpearme con su olor a tabaco negro. Las pocas veces que nos visita impregna todo de ese perfume amargo. “Además es un pesado”. Frente a la puerta pienso en darme media vuelta y meterme un rato en el coche. “No debes”. Respiro hondo y abro.

“¡Hola!”- nadie responde.

La tinta serpentea en un papel arrugado en la encimera de la cocina. Letra grande e irregular.

“Buelvo aora. Hestoy un mom
ento en el bar dealado”.

¡Como puede escribir tan mal!

En la misma mesa, una cacerola con mi plato favorito. Justo detrás, unas gafas gruesas y amarillentas y un bolígrafo lleno de grasa.

Me lo imagino mordiéndose la lengua de medio lado mientras duda cada letra que escribe de esas 9 palabras. Me sonrío. Que injusto soy, pobre hombre. Voy a buscarle al bar para comer juntos.

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Un saludo a todos, y gracias por participar y por leer lo que escribimos ;)

ana ca_sa dijo...

Ahora con la historia completa es como tiene sentido el título 'lo importante'. Cambia mucho, la verdad.
Así es que dos tirones de orejas a Víctor, uno dándole pal pelo por seccionar esa estupenda historia y otro... con un beso por su cumpleaños ¡Feliz día!

Elruca dijo...

Muchas felicidades Victorrrrr!!! 25 añazos... 1/4 de siglo...

Victor dijo...

lo siento elena :(