martes, noviembre 18, 2008

La Historia: El Esclavo


El Esclavo

“Prefiero vivir libre bajo la apariencia de esclavo
Que ser esclavo bajo la apariencia de libre”

Se metió las manos en los bolsillos, el frío le calaba hasta los huesos, así que comenzó a caminar más deprisa. Palpó con los dedos para comprobar que la tarjeta seguía en su sitio, se sintió extrañamente aliviado. Siguió buscando con los dedos y encontró el móvil, lo sacó y miró la hora, llegaba pronto.
Volvió a guardar el móvil, todo parecía estar yendo bien, pero al volver a buscar la tarjeta, ésta ya no estaba, debía de habérsele caído al sacar el móvil, se dio la vuelta, apenas había recorrido unos metros.
Vio que un hombre desharrapado, con una gabardina sucia y un sombrero roto la había cogido y la miraba extrañado.

- ¡Perdone! ¿Puede devolverme la tarjeta?

El hombre le miró y sonrió, pareció estirar la mano para dársela, pero se giró y comenzó a correr.
Durante un segundo Pablo se quedó inmóvil, sin saber muy bien que hacer, después comenzó a perseguirlo mientras gritaba pidiendo ayuda, pero la gente se limitaba a mirarlo curioso ¿Es que no se daba cuenta en la sociedad en que vivía? Algún gracioso se limitó a darle ánimos.

- Vamos campeón que lo estás alcanzando.

Pero no era cierto, el indigente parecía estar en una extraña espléndida forma, corriendo cual gacela por la jungla, mientras él iba echando el pulmón por la boca – “Pero si yo no fumo, no fumo mas de dos cajetillas diarias”- Se decía Pablo para si mismo mientras perdía de vista al hombre. El indigente giró en un callejón.

Cuando Pablo giró vio que el indigente se encontraba junto a un cubo metálico grande, de esos de las obras, en el había un fuego encendido y a su alrededor había, además del hombre que le había quitado la tarjeta, otras dos personas, una mujer de mediana edad, con gran cantidad de maquillaje corrido y descolorido y un hombre bajito y fuerte, de poco pelo y entrado en años.

Pablo se acercó a ellos con cautela, había visto las suficientes películas para desconfiar de los mendigos y estaba preparado para utilizar su gran técnica de kung fu que aprendió en un curso de CCC.

- Devuélveme la tarjeta.- Dijo inquisitivo Pablo.

Los tres individuos le miraron, el hombre bajito lo miró curioso.

- Colega, relájate, únete a nosotros un rato, comparte el calor.- Le señaló el hombre Bajito.
- No puedo relajarme llegaré tarde, necesito esa tarjeta.


- Para que necesitas esta tarjeta cariño.- Apuntilló la mujer con apariencia de antigua prostituta.


- Para entrar a trabajar, sin ella no puedo abrir la puerta.


- Yo una vez tuve un trabajo, pero no me sentaba bien.- Dijo el hombre que le había quitado la tarjeta.- A mi me llaman Sal, ella se llama Amor y él es Colega ¿Cómo te llamas?


- No te importa, dame la jodida tarjeta o llamo a la policía.


- Este tipo está demasiado tenso, te lo digo.- Dijo Colega.- Creo que le hace falta un buen trago con nosotros.

Colega sacó un cartón de vino y le pegó un trago, después se lo pasó a Pablo, que lo rechazó sin miramientos.

- ¿Cuánto crees que tardará la policía en llegar aquí?- Le dijo Sal a Amor.- La última vez me dejaron bastante jodido.
- No lo sé, es muy temprano. Oye cariño ¿A estas horas no estarías mejor en la cama con tu chica?


- Yo no tengo chica. Hablo enserio, dame la tarjeta.


- ¿Tanto te cuesta darnos cinco minutos de tu tiempo? No te pedimos dinero, ni comida, sólo un poco de tu tiempo.


- ¿Si estoy aquí cinco minutos me devolveréis la tarjeta?


- Por supuesto amigo.- Dijo Colega.- Ven aquí a nuestra vera.

Aún con desconfianza Pablo se acercó, aquellos personajes no parecía ebrios, ni tenían la mirada inquietante de los locos, aquella situación era demasiado rara, pero eran más que él y por perder cinco minutos no pasaría nada si al menos conseguía recuperar la tarjeta.

- Y bien, cual era tu nombre.- Le pregunto Sal sonriendo, sus dientes eran blancos, casi resplandecientes.
- Me llamo Pablo.


- Bonito nombre.- Dijo Amor.- Una pena que estés sólo, tiene que ser duro.


- A todo te acostumbras. A veces no hay tiempo para ciertas cosas.

Pablo se acordó de todos los años de universidad, los dos de master y los años de becario con jornadas de 15 horas, pero al final había merecido la pena, había conseguido un buen trabajo.

- Claro, quien tenga amigos no necesita más, una buena gente con la que pillarse una cogorza de vez en cuando, con la que fumarte un piti y recordar viejos tiempo.


- Bueno, para eso tampoco hay mucho tiempo.

Durante un instante se sintió melancólico, recordó los amigos en el instituto, las locuras de juventud, los conciertos…

- Al menos Salud si que tendrás, pareces un chico sano.

Pablo no contestó, hacía un segundo casi moría asfixiado intentando alcanzar a aquel desharrapado.

- Me podéis dar ya mi tarjeta.
- Claro.- Dijo Sal sacando la tarjeta del bolsillo de su gabardina y mirándola.- ¿El trabajo es bueno? ¿Merece la pena?


- Es muy bueno, es duro, pero al menos el sueldo es espléndido.


- O sea que es de esos curros en los que vives.- Dijo Colega negando con la cabeza.


- Al menos no viviré en la calle.- Dijo Pablo cabreado.


- No te fijes sólo en las apariencias amigo.- Dijo sal ofreciéndole la Tarjeta.- Todo lo bueno en la vida exige unos sacrificios.

Pablo cogió la tarjeta y se volvió sin despedirse, comenzó a andar de nuevo y miró al móvil, si se daba prisa podría conseguir llegar a la hora. De forma inconsciente no pudo evitar echar un último vistazo a aquellos tres indigentes que le sonreían en la lejanía.
Una puntada de locura le sacudió, pero no tardó en recuperarse, la razón le devolvió a la selva.



Victor M. R Cañamero
Obra Registrada con Safe Creative.

Permitida su difusión con uso no comercia y nombrando al autor.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Interesante... Tiene una moraleja similar al del Rey de las Piedras...
En la sociedad que vivimos actualmente todos todos somos esclavos de algo: del móvil, de la ropa, de aparentar ser más, del trabajo, de tener lo último en tecnología... ¿Realmente necesitamos todas estas cosas para ser felices? Lo gracioso es que creemos ser felices cuando logramos aquello que nosotros creemos que nos hace mejores: un móvil nuevo, el mejor cargo en la empresa, el último modelito que ha salido... Pero una vez que lo tenemos nos damos cuenta de que ahora que lo tenemos queremos algo mejor... y entonces entramos en un bucle de frustración porque de esta manera nunca llegaremos a ser felices...
Sin embargo mi profesora de Psiquiatría se empeñaba en decir que todo lo que se alejaba de la normalidad tenía un punto de esquizoide (para ella los vagabundos todos eran esquizofrénicos, la Madre Teresa de Calcutta también lo era...) porque según ella a nadie le gusta ser distinto a la mayoría... Bueno, dejo ya de alargarme!! Quiero subir en el ránking!! Ya estoy harta de ser palo de escobaa =( xDD
Buenas hisotrias Victor, ya me gustaría a mi tener la mitad de tu imaginación!!

_María_

ana ca_sa dijo...

Muy actual.
Para alcanzar la libertad, a veces la lucha más difícil es la que hay que mantener con uno mismo.

dapita dijo...

Muy chula y conociendote podria estar muchisimo mejor si tu vieras mas tiempo, asi q ya sabes...., aplica te el cuento o intenta aplicartelo y preocupate de las cosas verdaderamente importantes y las que te aportan buenos sentimientos y momentos majos.

Yo debo ser esquizoide de esos, pq no me gusta ser como nadie, solo quiero ser yo y punto y gracias a eso soy felis. Aunque cuesta mucho entenderlo y aun siendolo no eres libre del todo, q faena.

Mi movil tiene 6 años y ayer casi muere, ultimamente tiene muchas recaidas y sufro mucho, ejjeje, arriba cortocircuito

Victor dijo...

Buenas.

Muchas gracias a Maria, Ana y Rafa.

Como dice Rafa la historia podría estar mejor hechándole más tiempo, pero tampoco es cuestión de ser esclavo de las palabras jejeje.

Maria, no le hagas caso a tu profesora de Psiquiatria jejeje, entonces todos estaríamos locos.

Ana, la lucha interior con uno mismo es sin duda lo mas dificil, pero también con el entorno que te condiciona.

Un abrazo
Víctor

Anónimo dijo...

Wow ... como mola esta historia! a ver si sale en lo de votar y le doy! ^^

La moraleja es que aún siendo mendigo se puede ser feliz no? :-)

Yo creo que la vida actualmente nos exige para ser feliz más de lo que no exigia antiguamente :-( a pesar de tantos adelantos cientificos y tal ...

P.D: verificación de la palabra = "sitting" esto esta escrito a conciencia no?