martes, octubre 07, 2008

Los sueños


La sala de espera no estaba bien acondicionada, a su lado un hombre obeso fumaba de manera incesante, casi compulsiva. El sofá de piel en que estaba sentado era antiguo y los años no le habían tratado bien. En la mesa había un montón de revistas del año ochenta y cuatro. La estancia estaba llena, algunas personas esperaban de pie a su turno, la mayoría tenía cara de pocos amigos. Había gente de todo tipo, niños y ancianos, mujeres y hombres, todos hacinados en aquella salita sin ventana al exterior.


De vez en cuando echaba una ojeada al panel donde se anunciaban los turnos. Estaba a punto de tocarle, agarraba su papelito con el número con fuerza y movía las piernas todo lo que su obeso acompañante de sillón le permitía. Finalmente su número se vio reflejado en el panel.


Hundido en el sillón parecía una persona de estatura normal, pero de pie lo desmentía con una altura considerable. Era delgado y espigado, en apenas un par de pasos se presento ante la puerta y llamó con los nudillos.


- ¡Pase!- Se escuchó al otro lado de la puerta.


El hombre hizo caso, una vez en el interior dio la mano al oficinista, un hombre de bigote respingón y cara afable sentado detrás de una mesa repleta de papeles y con una pantalla de ordenador.


- Siéntese por favor ¿Cuál es su caso?

- Verá, de un tiempo a esta parte mis sueños no se cumplen. A estas alturas ya debería ser rico, y sigo trabajando de repartidor.

- Veamos ¿Cuál era su nombre?

- Manuel Benítez.


El oficinista tecleó unos datos y miró con atención a la pantalla de ordenador.


- Vaya, creo que ya se lo que pasa.

- ¿Es grave?

- Eso me temo, es usted demasiado mayor.

- ¿Mayor? ¡Pero si tengo veinte años!

- Claro.

- No lo entiendo.

- Verá ¿Sabe usted a cuantas personas distribuimos sueños todas las noches?

- No…

- Aproximadamente a seis mil millones de individuos. ¿Sabe usted que pasaría si todos cumplieran sus sueños?

- ¿Qué todos serían felices?

- ¡Oh no! Todo lo contrario, sería el caos. La mayoría de los sueños implican egoísmo, egocentrismo y serían contradictorios. Por ejemplo ¿Siente usted algo por alguien llamada Victoria?

- ¿Victoria? ¿La chica que se sentaba a mi lado en clase? No, la verdad que era un poco pesada.

- Pues esa chica soñaba con usted ¿Se imagina que pasaría si el sueño de ella se hubiera hecho realidad?


Manuel asintió apesadumbrado, se levantó de la silla e hizo ademán de salir de la sala.


- Espere, no se vaya usted con esa cara, piense en el lado positivo.- El hombre abrió un cajón y sacó una pequeña pelota que había pertenecido a Manuel cuando era pequeño, la sopesó un par de veces y se la lanzó.- cuando un niño ve cumplido un sueño es efectivamente feliz, pero ¿Usted sería realmente feliz si se cumplieran sus sueños? Los sueños cambian constantemente.

- Quien sabe.


Manuel se despidió con la pelota en la mano y una sonrisa de resignación, mañana sería otro día.

8 comentarios:

Manuel Oscar dijo...

"cuando un niño ve cumplido un sueño es efectivamente feliz, pero ¿Usted sería realmente feliz si se cumplieran sus sueños? Los sueños cambian constantemente."

¡Exacto! Así, como van cambiando, los iría cumpliendo todos. ¿No es eso la felicidad?

Fins a l'infinit dijo...

Los humanos siempre queremos más... así que no, por muchos sueños que se cumplan, uno nunca sería feliz del todo, vendrían más sueños y más inconformismo.

Un blog de puta madre, cordero

Victor dijo...

Hombre una cordera por aqui! (manolo, no has entendido nada, como se nota que no eres bohemio xD)

Me alegra de que te gustara el blog, el tuyo no está nada mal.

Veo que no ha empezado mal la semana de comentaristas, a ver si sigue.

A ser felices

Víctor

Anónimo dijo...

"- Siéntese por favor ¿Cuál es su caso?
- Verá, de un tiempo a esta parte mis sueños no se cumplen. A estas alturas ya debería ser rico, y sigo trabajando de repartidor."

Joder daría mi mano por ser siquiera repartidor, que asco de gente!! :-(

ana ca_sa dijo...

También hay sueños que son verdaderas pesadillas...
La felicidad no se encuentra por ese camino.
Los sueños "sueños son". Sirven para evadirse de la rutina, ser creativo, 'ser feliz' o estar a gusto un rato. Pero, para al menos no ser un desgraciado, habría que despertarse con esa canción en la cabeza: 'hoy puede ser un gran día, dale una oportunidad'. Y habría que estar dispuesto a vivir cada instante y habría que fijarse pequeñas metas (volver a saber de aquel amigo, comenzar aquella carrera que no pude o no me dejaron, ir al cine, terminar o empezar el cuento que imaginé la otra noche, crear mi propio blog, conseguir un trabajo aunque de momento sea de repartidor...) y también, por qué no, metas mayores pero caminando hacia ellas, trabajando para que se cumplan.

La historia es estupenda: niños, jóvenes, ancianos esperando ver cumplidos sus sueños, y ¡reclamándolos! Seguro que el gordito soñaba con ser flaquito pero sin dejar de comer (a ese grupo pertenezco yo un poco). Qué fácil parece la teoría, pero qué complicada es la práctica; hay que perseguir nuestras metas para ser felices. En el camino irán sucediendo cosas que modificarán los sueños originales pero mientras haya sueños y se trabaje para conseguirlos uno se sentirá vivo, parte de la naturaleza y capaz de lo que se proponga.
(Qué curioso que la mesa estuviese llena de revistas del año 84…)

Anónimo dijo...

Si es que los sueños, sueños son . . .

Anónimo dijo...

¡He tenido un sueño!
He visto a los hombres, sin importándoles su color, credo ni riqueza, unidos por erradicar el hambre, la guerra, la injusticia de la faz de la tierra....
¡He tenido un sueño!. Y los sueños, sueños son.

Victor dijo...

La intención de la historia va mas dirigida a que la gente deje de esperar sentada a que todo le caiga el cielo, que deja de vivir de sus sueños

La cosas que se quieren hay que perseguirlas, hay que hacer algo por conseguirlo.

Un mundo mejor es posible y el esfuerzo para conseguirlo merece la pena